La web Gurusblog ha publicado recientemente la lista de inversiones de capital riesgo en start-ups en España, en 2013. Pueden verla aquí.
Aplicaciones de software de gestión, viajes, carsharing, venta on-line, comparadores de precios, portales de empleo, subastas, alquileres vacacionales, redes sociales, juegos, microblogging, crowfunding, gestión de eventos… Negocios muy legítimos que, por su escalabilidad y modelo de negocio atraen el (poco) capital riesgo disponible.
Sin embargo, me produce una gran tristeza observar que no hay empresas surgidas de entornos científicos. Algunas cosas me vienen a la mente:
– La sociedad se ha dado cuenta de la importancia de las exportaciones como motor de crecimiento económico. ¿Estas start-up’s generarán exportaciones? Para exportar debemos disponer de productos transportables, productos físicos, que para ser competitivos y generar márgenes deben ser productos diferenciales (innovadores). Productos que deben manufacturarse. La manufactura es la base de las exportaciones que nos han de sacar de la crisis. Y, para que dicha manufactura sea internacionalmente competitiva debe tener niveles de productividad elevados (los cuales dependen, bien de costes bajos, bien de capital tecnológico). Competir en coste no es el camino: el talento no se quedará aquí si competimos en costes. El consumo tampoco despertará. Es imprescindible que pongamos el foco en la terna exportaciones-manufacturing-tecnología, que tan bien conocen los alemanes. En este conjunto de start-up’s financiadas por el capital riesgo, ¿dónde están las empresas de manufácturing avanzado? ¿Y nuestros ingenieros, físicos, químicos y matemáticos? ¿A qué se dedican? ¿El mix de sectores y tipologías de empresa es el que desearíamos en un país competitivo y avanzado?
– Nos estamos engañando: la moda de las start-up’s no va a generar el cambio deseable de modelo productivo. No caigamos en la complacencia. Y, entendamos que el comportamiento del sector del capital riesgo es racional, pero no óptimo para la competitividad nacional: invertirán en negocios escalables, con tecnología probada, mercado potencial elevado y retorno tan rápido como sea posible. Si esos negocios son de carsharing, retailing vía móvil o reservas hoteleras, estupendo. El mercado es inteligente, por eso optará por oportunidades claras que no necesariamente generarán bases sólidas de competitividad en el largo plazo ni capacidades industriales enraizadas en el territorio (como lo haría la industria manufacturera avanzada). La generación de capacidades, de valor, y de empleo en el largo plazo, base de la riqueza de las naciones, es tarea fundamental de los gobiernos.
– Los apóstoles del ultraliberalismo ya deben haberse dado cuenta que el comportamiento desatado del mercado puede generar sistemas de incentivos perversos y cortoplacistas (sólo hay que analizar la reciente crisis financiera). Y que no es la mano invisible del mercado la que se ha encaprichado de Corea del Sur, Taiwan, Suecia o Finlandia, sino sociedades maduras y cerebros inteligentes de especialistas que han diseñado robustas políticas de innovación y de cobertura del fallo del mercado (el hecho de que el capital riesgo español opte por el carsharing y las reservas hoteleras, y no por los extraordinarios científicos de que disponemos es la prueba del nueve del tremendo fallo de mercado que estamos sufriendo). Ayer leía en un caso de la Harvard Business School que, hasta 1964, el 87% (!) de los proyectos del Silicon Valley eran demandados por la administración de USA. Tras la guerra de Corea, las compras públicas de alta tecnología se relajaron, pero la base consolidada de capacidades tecnológicas permitió reorientar rápidamente la industria creada hacia aplicaciones civiles. El origen del Valley es un inmenso hub de compra pública sofisticada. Y es una falacia suponer que no existe soporte público en USA a las jóvenes empresas de base tecnológica: incluso Hewlett-Packard recibió una ayuda de 500 $ en los años 30 para desarrollar su primer prototipo de osciloscopio.
Parece que estemos tomando las peores prácticas de diferentes sistemas económicos: la URSS disponía de excelentes científicos, que no contribuyeron al desarrollo económico del país porque no tenían interacción alguna con el mercado (¡éste no existía!)… De hecho, gran parte de esos científicos, los de origen judío, contribuyeron posteriormente al milagro económico de Israel al orientar su investigación y hacerla interaccionar con el mercado. La banca de inversión de USA diseñó sistemas de incentivos agresivos y de muy corto plazo. ¿Esperamos el cambio de modelo productivo con científicos desconectados del mercado, y con incentivos financieros cortoplacistas? (Cuidado: es legítimo y racional que el capital riesgo opte por inversiones de mínima incertidumbre, lo que no es de recibo es que ningún analista económico ni líder empresarial se escandalice por el debilitamiento de la capacidad innovadora del país). De hecho, nos alejamos rápidamente de la media europea en innovación. Con gran tristeza, cabe leer el artículo de Juan Mulet (Director General de COTEC) en El País (aquí). Me duele saber que la sociedad civil no se moviliza ante este desastre. Que los organismos empresariales y sindicatos no alzan la voz. Programas como el antiguo CENIT deberían ser estratégicos para la competitividad del país…¿Nadie va a reaccionar?
Es urgente, imprescindible que pongamos en el centro de nuestras obsesiones el círculo virtuoso tecnología-manufacturing-exportaciones. Y, sobretodo, que cubramos de una vez por todas (desde la administración) el colosal fallo de mercado que estamos sufriendo.
me ha encantado este artículo y reflexión, como siempre felicidades.
Como siempre vuelves a dar en la diana !.
Estoy totalmente de acuerdo en tu diagnóstico sobre la falta de visión y desequilibrio del "sistema" de las startup's hacia aquellas que operan en el mundo de los "bits".
No deberíamos olvidar que nuestro tejido empresarial, más allá del turismo y la construcción, se nutre de empresas industriales con probada competencia, y capital humano tan formado y experimentado como el mejor.
¿ Entonces porqué no surgen más iniciativas relacionadas con el mundo de los "átomos" (empresas de producto) ?.
Las empresas de hardware no son tan escalables como las de software, requieren de un período mayor de tiempo para probar el modelo de negocio y tienen unas necesidades de capital de trabajo elevadas, aunque como contrapartida dichas empresas fijan mucho mejor la actividad al territorio y crean mayores externalidades que las de software; un ejemplo claro es el de la industria de la automoción.
Es interesante hacer notar que en Estados Unidos se está produciendo el fenómeno del insourcing (recuperar las operaciones de manufactura en el extranjero) con empresas como Apple liderándolo. Por otro lado se está conformando un movimiento de makers que está generando empresas tan interesantes como Tesla Motors y Nest o colaboraciones entre Ford Motors y Techshop o General Electric y Quirky donde se pone en contacto la promiscuidad intelectual de espacios como Quirky y Techshop con los problemas y stock de patentes de Ford y GE.
De esta forma me apena ver la tipología de proyectos que se acaban incubando en iniciativas de referencia impulsadas por empresas industriales, como lanzadera de Juan Roig de Mercadona.
Para conectar la ciencia con el mercado debería desarrollarse un ecosistema de inversión diferente al actual, donde se cree mayor y mejor oferta de proyectos. En cuanto a los inversores deberían atender a un perfil industrial, diferente al financiero que es el que prevalece actualmente, puesto que más allá del capital su aportación clave han de ser conocimiento de los procesos de la cadena de valor y del mercado.
Si queremos dar solución a este fallo de mercado, no sólo la Administración, sino y sobretodo el sector privado ha de liderar el cambio de paradigma.
¿ Por dónde empezamos ?
Como siempre vuelves a dar en la diana !.
Estoy totalmente de acuerdo en tu diagnóstico sobre la falta de visión y desequilibrio del "sistema" de las startup's hacia aquellas que operan en el mundo de los "bits".
No deberíamos olvidar que nuestro tejido empresarial, más allá del turismo y la construcción, se nutre de empresas industriales con probada competencia, y capital humano tan formado y experimentado como el mejor.
¿ Entonces porqué no surgen más iniciativas relacionadas con el mundo de los "átomos" (empresas de producto) ?.
Las empresas de hardware no son tan escalables como las de software, requieren de un período mayor de tiempo para probar el modelo de negocio y tienen unas necesidades de capital de trabajo elevadas, aunque como contrapartida dichas empresas fijan mucho mejor la actividad al territorio y crean mayores externalidades que las de software; un ejemplo claro es el de la industria de la automoción.
Es interesante hacer notar que en Estados Unidos se está produciendo el fenómeno del insourcing (recuperar las operaciones de manufactura en el extranjero) con empresas como Apple liderándolo. Por otro lado se está conformando un movimiento de makers que está generando empresas tan interesantes como Tesla Motors y Nest o colaboraciones entre Ford Motors y Techshop o General Electric y Quirky donde se pone en contacto la promiscuidad intelectual de espacios como Quirky y Techshop con los problemas y stock de patentes de Ford y GE.
De esta forma me apena ver la tipología de proyectos que se acaban incubando en iniciativas de referencia impulsadas por empresas industriales, como lanzadera de Juan Roig de Mercadona.
Para conectar la ciencia con el mercado debería desarrollarse un ecosistema de inversión diferente al actual, donde se cree mayor y mejor oferta de proyectos. En cuanto a los inversores deberían atender a un perfil industrial, diferente al financiero que es el que prevalece actualmente, puesto que más allá del capital su aportación clave han de ser conocimiento de los procesos de la cadena de valor y del mercado.
Si queremos dar solución a este fallo de mercado, no sólo la Administración, sino y sobretodo el sector privado ha de liderar el cambio de paradigma.
¿ Por dónde empezamos ?
Hola,
No estoy seguro de que el paradigma tecnología-manufacturing-exportaciones (precisamente una de las facilidades de crecimiento es la accesibilidad a la capacidad de producción con las nuevas tecnologías), aunque sí estoy de acuerdo contigo en los vicios y problemas que crea el hecho de la falta de visión industrial y científica de los mercados (y la excesiva financiera).
Como apuntas, existe una brutal separación entre industria y universidad, y un problema cultural,como país, en lo referente a la inversión de cualquier cosa que tenga el menor tufillo a ciencia.
Es un tema que me preocupa,y mucho. He sido profesor de secundaria, investigador en la universidad y, ahora mismo, consultor en el sector aeroespacial. He visto y padecido todos los vicios del sistema. La comparativa con la URSS que apuntas en el artículo es acertadísima.
Me permito humildemente compartir un enlace a un artículo de mi blog, con un extracto de Viaje a la Luna, de Julio Verne, en el que se retrata perfectamente la idiosincrasia de cada país en este tema.
http://elmiracielos.com/2013/03/12/financiacion-internacional-de-proyectos-de-la-tierra-a-la-luna/
Lamentable pero cierto.
Felicidades por tan magnífico post.
Ángel
Muchas gracias, Ángel! Un fuerte abrazo!