Un blog para los apasionados de la Innovación 6.0

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REGIONAL COMPETITIVENESS INDEX 2016

Estos días se ha publicado el Regional Competitiveness Index 2016, el índice trienal que mide la competitividad de las regiones europeas a partir de un conjunto de indicadores básicos (calidad de las instituciones, estabilidad macroeconómica, infraestructuras, sanidad y educación básica), eficiencia (tamaño de los mercados, comportamiento del mercado de trabajo y calidad de la educación superior), e innovación (capacidad tecnológica y sofisticación empresarial). El resultado muestra la potencia y arrastre de las zonas urbanas e industriales de los países del norte europeo, y la fuerza con que estos entornos salen de la crisis.
 
 
Los líderes europeos mejoran substancialmente: 18 de las 38 regiones alemanas incrementan su competitividad respecto a 2010, mientras que las 20 restantes mantienen las posiciones que ya tenían entonces. Aun así, en el último trienio la fuerza competitiva de Alemania se ha reducido ligeramente: 4 de sus regiones pierden posiciones respecto a 2013. Claro que la salida de la crisis fue espectacular: en 2013 sólo 5 landermantenían sus posiciones respecto a 2010. 34 habían ascendido en el ránking. Alemania implanta su Industria 4.0 y mejora su economía a velocidad de crucero.
 
En Francia,  12 de sus regiones progresan positivamente respecto a 2013, mientras que 14 se mantienen y sólo una desciende (aunque se trata de Guayana, fuera del espacio europeo). 13 de sus regiones también ascienden en el ránking respecto a 2010, y ninguna retrocede en ese lapso post-crisis. En Reino Unido, 4 regiones ascienden respecto a 2013, y 33 se mantienen. Desde 2010, son 13 regiones las que ascienden en la clasificación, mientras 24 se mantienen y ninguna retrocede. Portugal muestra un comportamiento digno: aunque Azores desciende en el ránking respecto a 2013 (donde 7 regiones se mantienen), 3 de ellas experimentan un ascenso respecto a 2010. Tengo la impresión de que Portugal está haciendo los deberes. El excelente nivel de inglés de algunos alumnos portugueses me lo confirma.
 
En España, 16 de 17 Comunidades Autónomas se mantienen en posiciones similares desde 2013. Aunque desde 2010, son cuatro las Comunidades que pierden posiciones: Catalunya, Valencia, Andalucía y Murcia. Sólo cuatro de las 17 mejoran su posición respecto a 2010: Ceuta, Melilla, Cantabria y La Rioja. Resultados más que modestos. Claro que siempre nos queda el consuelo de mirar a Italia: 11 de sus regiones pierden competitividad respecto a 2010. Sólo 3 ascienden ligeramente (Aosta, Bolzano y Trento). 7 consiguen mantenerse a duras penas.
 
Catalunya se encuentra en la posición 153 de 263 regiones europeas. Respecto al conjunto de regiones con PIB similar, presenta debilidades en su estabilidad macroeconómica, calidad de la educación superior y de la formación continua, y eficiencia del mercado de trabajo. En 2010, Catalunya ocupaba la posición 103 de 268, muy por encima de la media europea. Hoy estamos ligeramente por debajo. Hemos perdido 50 posiciones en 6 años.
 
Existe un profundo gap de competitividad y conocimiento en Europa. La línea marcada por los Alpes y el Rhin delimita la frontera de la Europa industrializada y tecnológicamente sofisticada del Norte, que sigue avanzando decididamente hacia la construcción de economías innovadoras, y se prepara para la batalla del liderazgo global con China y (quizá) con Estados Unidos (si Trump deja algo en pie). El nuevo paradigma de Industria 4.0 eclosiona en Alemania y Austria. Dinamarca, Suecia y Finlandia consiguen cimentar países ricos, socialmente equilibrados y basados en conocimiento. Francia quiere sumarse. Y el Reino Unido construye una ambiciosa estrategia industrial post-Brexit.
 

 

Hay que recuperar el tiempo perdido, preocuparnos de verdad por la construcción de una economía capaz de competir en el mundo global y empezar a preguntar a nuestros líderes políticos cuándo vamos a vernos en posiciones razonables en los ránkings de competitividad. Pedirles que nos expliquen exactamente en qué momento cruzaremos la barrera del 3% de inversión en I+D sobre PIB, objetivo marcado para 2020. Deberían saberlo. En 2010 deberíamos haber estado ya en el 2%, hoy Catalunya está en el 1,50% y España en el 1,24. Habría que preguntarles con qué políticas, con qué presupuestos, con qué lógicas, con qué indicadores y con qué efectos multiplicadores vamos a llegar. Si dejamos que el mercado, espontáneamente, nos haga ganar competitividad, el inmenso gap europeo no hará más que profundizarse.

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