Un blog para los apasionados de la Innovación 6.0

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EL TRIPLE VALLE DE LA MUERTE

El «valle de la muerte» (death valley) es conocido en el mundo de la innovación, como la travesía que debe seguir una oportunidad tecnológica hasta convertirse en negocio, generar beneficios y compensar, al menos, las inversiones que ha exigido.

En el valle de la muerte, desafortunadamente, se quedan infinitos embriones de potenciales grandes empresas internacionales. Miles de puestos de trabajo futuros. En el death valley, numerosos emprendedores luchan denodadamente por acabar de definir su modelo de negocio, completar su tecnología y hallar su mercado hasta que sus fuentes financieras (ahora, más escasas que nunca) se agotan y abandonan el proyecto, quizá a milímetros de la meta final: el producto ganador que puede triunfar en mercados globales. Muchos de esos emprendedores son jóvenes sobradamente preparados, con doctorados internacionales, tecnologías diferenciales y estrategias de éxito, que no pueden completar sus proyectos por falta de liquidez. Jóvenes cuya atracción y retención en algunos entornos donde la innovación se trata con inteligencia estratégica, constituirían una de las prioridades nacionales

 
Sin embargo, cuando en un país existe un desequilibrio en el sistema de ciencia-tecnología-empresa, pueden aparecer no uno, sino tres valles de la muerte:
 
El primero es conceptual: si no se han desarrollado de forma concurrente las capacidades científicas  y las comunidades empresariales que puedan absorber el conocimiento, existe un valle de la muerte conceptual. Científicos y empresarios no se van a entender. El investigador visionario que, realizando ciencia de excelencia, intente introducirla en una industria deprimida, no va a encontrar receptor. No se podrá transferir nada si no se ha trabajado profundamente en aumentar la capacidad absortiva de las empresas (muy especialmente, si son pequeñas y medianas). Y, al revés, el técnico o directivo de una industria de tecnología media o baja que intente buscar soluciones en un centro de investigación de alto nivel, saldrá decepcionado. La ciencia de élite no se mueve al compás de la demanda industrial (no debe hacerlo, o se convertirá en simple ingeniería). Ambas, en todo caso, se deben desarrollar de forma paralela, en proyectos de investigación consorciados (I+D estratégica conjunta, con horizontes a 10 años vista). De hecho, el concepto de transferencia tecnológica debería substituirse por concurrencia tecnológica: los desarrollos deberían realizarse de forma concurrente entre empresa y universidad o centro de investigación, orientando dicha investigación en el largo plazo.
 
El segundo es financiero: el investigador que intente proyectar una tecnología de ruptura al mercado, en la medida en que difícilmente va a encontrar receptor (nadie demanda tecnologías de frontera, las empresas suelen encuchar a sus clientes, que piden simples mejoras, no rupturas respecto a lo preexistente), deberá hacerlo como start-up. Como nueva iniciativa empresarial de alta incertidumbre (recordémoslo: abrir un kiosko no es una start-up, pese a la fiebre emprendedora que nos embarga, desarrollar una start-up es operar en campos de negocio y tecnología desconocidos a priori). Pero una  iniciativa de alta tecnología que no esté ubicada en un ecosistema innovador rico en oferta, demanda, y financiación pública y privada de alto riesgo, tiene un camino al mercado complicado. Cuando la investigación ya está madura, llevarla al mercado no es atractivo para el investigador (que suele tener incentivos naturales para publicar e incrementar su currículum científico, no para lanzarse al valle de la muerte), y para el que quizá existan recursos económicos públicos en las fases de ciencia básica (a medida que avance en el valle de la muerte, le serán requeridos más y más recursos propios, avales, y garantías). Nadie (ni la empresa ni el mercado financiero) invertirá en oportunidades muy alejadas del mercado. Hasta que dicha tecnología no demuestre su madurez, repetibilidad, modelo de negocio y mercado, nadie se interesará por ella… En un sistema innovador pobre, el desértico valle de la muerte se halla repleto de esqueletos de start-up’s secas de liquidez, con patentes y millones de horas de investigación básica bajo las osamentas, pese a poder convertirse en prósperas empresas globales. Por ello, en sistemas avanzados, cubrir las fases early-stage es una prioridad nacional para las políticas públicas.

El tercero es geográfico: las iniciativas que no se ven capaces de atravesar los dos valles anteriores, se deslocalizan. Se van, atraídas por ecosistemas más fértiles (auténticos rainforests). El valle de la muerte geográfico es un valle de coste de oportunidad: el de no atraer y retener iniciativas que, por un coste marginal respecto a lo que ha costado la investigación que las ha generado (se precisan decenas de millones de euros para generar el stock de conocimiento que da a luz una start-up de base científica, pero sólo unos pocos miles para lanzarla al mercado), deciden tomar otro camino hacia países de mayor calidad innovadora. El desierto se intensifica con vientos de deslocalización hacia sistemas nacionales de innovación más generosos.

Cuando la crisis empiece a remitir, es urgente eliminar los valles de la muerte del sistema de innovación.

0 responses to “EL TRIPLE VALLE DE LA MUERTE

  1. Yo no lo hubiera descrito mejor, el problema de la innovación, es que los acompañantes o actores que deben participar como bien describes, no solo no están a la altura, sino que desprecian a veces al propio conocimiento e insultan a la inteligencia están a años luz de poder abordar algo que no entienden, hay innovaciones que en si mismas innovan todo su entorno, y deben dar soluciones que no existen, i el error mas grave que podemos transmitir es pedirle al mismo científico, inventor etc… que sea el mismo que construya la plataforma para lanzar su cohete, al final tenemos que ser expertos en todas las materias que comportan un viage tan escarpado, y eso te lleva al abismo o a la experiencia pero a que precio? el último valle yo le llamaría en este momento el de la esperanza, que puede ser peor que estar enfermo y no buscar al medico este donde este?
    os felicito por el escrito ese es el camino pero no lo sabes hasta que estas en el.

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