En 1945, el ingeniero Vannevar Bush, Secretario de Estado que había dirigido los importantes esfuerzos de investigación americanos durante la II Guerra Mundial, escribió un informe al presidente de EEUU (Harry Truman), con un nombre evocador: “Science, the Endless Frontier” (Ciencia: la Frontera Infinita). Fue un documento fundacional, con el que se inició la carrera tecnológica que sustentó el liderazgo americano durante 80 años. Bush argumentaba que la ciencia es una fuente infinita de prosperidad. La política científica y tecnológica se convirtió en la fuerza motora del liderazgo económico americano hasta nuestros días.
Hoy ese liderazgo se ve cuestionado. La Covid ha puesto de manifiesto que las inversiones americanas en I+D no se traducen en soluciones, ni existe la capacidad organizativa para hacerlo. Estados Unidos está perdiendo la carrera en tecnologías críticas como 5G, un auténtico cuello de botella que condicionará el futuro digital. Se nos prometió un mundo dirigido por datos, impregnado de industria digitalizada, vehículos autoconducidos e inteligencia artificial. Pero el mundo big data sólo será posible con grandes autopistas de la información, las llamadas redes 5G. Y hoy es una empresa China, Huawei, quien ostenta el liderazgo mundial. Huawei dispone de la mejor tecnología 5G, y también la más barata. Sólo China puede ganar economías de escala para ofrecer tecnología punta a bajo precio. Allí se instalan 10.000 estaciones 5G por semana. Las 300 mayores ciudades chinas se convertirán en plataformas 5G este año, con inversiones de 25.000 millones de dólares. El 70% de las conexiones 5G globales son chinas. Hoy, desplegar 5G significaría sembrar las ciudades occidentales de antenas chinas, una cada 20 metros (5G, requiere la instalación de una muy alta densidad de antenas). Estados Unidos presiona a sus aliados para impedirlo, acusando a Huawei de potencial espionaje. Pero la verdadera guerra es de política industrial: según el Wall Street Journal, Huawei ha recibido ayudas estatales por 75.000 millones de dólares para convertirse en líder tecnológico global.
En un mundo dirigido por la tecnología, no compiten las empresas, compiten los sistemas nacionales de innovación. Veremos inversiones macroeconómicas para controlar tecnologías estratégicas. La política industrial, largamente desprestigiada por el mainstream académico, entra definitivamente en juego. Se multiplican los artículos de expertos y conversos que reclaman ahora acciones de reindustrialización rápida, inteligente (basada en innovación), sostenible (respetuosa con el medio ambiente) e inclusiva (generadora de empleos de calidad). La ruptura de las cadenas de suministro por la Covid y la necesidad de estructuras productivas próximas y fiables anticipa un fenómeno de reconcentración de actividades en las economías avanzadas. Hoy, la política industrial no va de escoger sectores ganadores, sino de desarrollar plataformas de conocimiento en inteligencia artificial, supercomputación, biotecnología, dispositivos médicos o nuevos materiales de las que emanen nuevos modelos de negocio y empleos de calidad que estabilicen nuestras sociedades. Hay que hacer más y mejor ciencia. Pero, sobre todo, hay que conseguir que la industria tenga una sólida base científica. No se entiende una política científica despreocupada de la investigación industrial, ni una política industrial que no pase por incrementar la I+D empresarial.
Hemos sido unos ingenuos. EEUU impuso doctrina de fundamentalismo de mercado (que nunca practicó), y de repente nos encontramos en un escenario de feroz nacionalismo tecnológico. Será más próspero aquél que desarrolle más y mejor tecnología. Capitalismo rojo en China (sin contemplaciones para propulsar sus campeones nacionales), que pretende ser líder mundial en diez sectores estratégicos en 2025, y superpotencia científica, y tecnológica absoluta en 2049 (en el centenario de la revolución). Falso fundamentalismo de mercado en Estados Unidos, que construyó su industria tecnológica a través de la tracción conferida por las misiones espaciales y sus compras de defensa. Startup Nation en Israel, referente que no se entiende sin la voluntad estratégica de sus halcones. Un emprendedor israelí me dijo: “el 70% de los gastos de las startups deep tech están cubiertos por el gobierno. Habéis venido muchas veces, pero esto o no lo escucháis o no lo queréis escuchar”. Tecnonacionalismo y capitalismo social en Alemania, inyectando flujos de I+D público a sus clústeres de PYMEs a través de los centros tecnológicos Fraunhofer. Los países frugales no lo son en sus inversiones tecnológicas: Dinamarca invierte masivamente en tecnologías limpias para fomentar la competitividad de su industria y mitigar el cambio climático. En Finlandia, un empresario me confiesa “aquí existe un nuevo contrato social: el gobierno nos pide a las empresas que crezcamos y generemos empleo de calidad y, a cambio, se compromete a financiar nuestra I+D”.
Europa se ha comportado en clave federal. Hay una luz de esperanza. Se intenta levantar una muralla de competitividad en el continente, que no renuncia a tener voz propia en el mundo polarizado por China y EEUU. 140.000 millones para España, 72.000 en ayudas no retornables, condicionadas a proyectos de reactivación económica. Última oportunidad para expandir la frontera de la ciencia, crear ventajas competitivas tecnológicas, y construir una industria limpia e innovadora. Confiemos en los recursos europeos. Pero si la I+D es estratégica, no esperemos siempre que nos la pague Europa. Si nos dicen que no hay recursos propios, que nos dejen las tijeras. Seguro que recortamos muchas cosas antes que la I+D.
Iluminador articulo, veremos que pasa en Latam, usaremos el talento de nuestra gente, las empresas acompañaran a un nuevo pacto social
Ya conocia de la existencia de este informe a Truman (igual a traves tuyo, no recuerdo donde leí acerca del mismo). ¿Tienes la amabilidad de mandarme una copia para que lo pueda leer? Tengo curiosidad.
Me gustaria compartir contigo una serie de reflexiones sobre la evolucion de USA en los ultimos 50 años del SXX, a ver si coincidimos
En esencia, tengo entendido que en parte movidos por el ¿éxito? de la carrera para el desarrollo de la bomba atomica -Proyecto Manhattan- y el acto de espionaje por parte de la URSS que acabaron pagando los Rosemberg, estando en plena Guerra de Corea y por otra parte algo deslumbrados por cientificos «comprados» como Von Braun o importados como Sikorski se dieron una conjuncion de astros, nunca mejor dicho:
a) Economia de guerra prorrogada (mas la guerra fria mas la de Corea): La influencia de Keynes al final del segundo New Deal y su «exit-boost» de la economia de guerra USA rematada luego en el Plan Marshall y Bretton Woods, GATT y la OMC porque USA NECESITABA mercados a los que vender
b) Oleada anticomunista -nacionalista que acabaria en el Macartismo, mas el lobby del complejo industrial-militar
Ello condujo a una carrera espacial de la que derivaron grandes avances tecnológicos, grandisimos contratos para la industria USA, orgullo patrio y flamear de banderas.
Dos factores acabaron a mi entender con ese «modelo intervencionista» del Estado, no por fracaso de la carrera espacial o de la NASA, sino por
c) Aparición y auge de la Escuela de Chicago de Friedman y Stigler contradiciendo al Keynesianismo y acabando por generar a golpe de botafumeiro Nobel una nueva religion o secta de los hombres de negro monetaristas adoradores del libre mercado autorregulado generador de riquezas concentradas en las manos adecuadas. Se mezclaban expectativas con pretendidas eficiencias, la NASA por ende era derrochadora (que lo era, por cierto)
d) El desarrollo de una crecientemente poderosa tendencia de halcones en la administración USA, tanto republicanos como demócratas, mitigando el aislacionismo tradicional bajo el argumento que, mediante sucesivos conflictos militares frenarian los avances del comunismo en ciertos paises (Excusa Geoestratégica), esos conflictos desarrollandose escalonadamente en directo o a través de Israel, complementado con una creciente venta de material militar a los paises aliados de todo el mundo.
e) La industria militar tras la Segunda mundial y Corea veia un mayor interes (ROI y mayor volumen de contratos) en el abandono progresivo del programa espacial una vez «ganada la carrera» en la Luna a cambio de la continuidad del aumento del gasto militar mediante nuevas acciones militares y el fomento del mercado internacional del armamento. Armas a cambio de petroleo, armas para los regímenes militares amigos anticomunistas, etc.
f) El agotamento del modelo paradójicamente creo que se produce cuando «vence» USA la guerra fria al no poder la URSS aguantar el pulso de la Guerra de las Galaxias de Ronald Reagan.
Era una frágil victoria al hallarse USA fuertemente atenazado por los deficits gemelos (Exportaciones y balanza de pagos) junto al creciente endeudamiento publico y privado, el efecto a medio plazo del fiasco de la Guerra de Vietnam, y, también pienso yo, la relativa ineficiencia de las industrias basicas USA (Detroit, Electrónica, PetroQuimica, etc.) frente a la industria alemana, japonesa, luego la coreana, Taiwanesa en condiciones mas abiertas que el endogámico circuito de la industria militar.
g) Aparecio una altrernativa diferenciada en Stanford-SiliconValley y el MIT-Boston Belt, esta vez sin demasiada influencia de la administracion (Arpanet como origen de internet seria mas la excepcion que no la regla) creo que por falta de vision de los funcionarios.
Bueno, lo dejo aqui,
Recibe un fuerte abrazo
Antes de usar las tijeras hemos de soltar lastre; es decir, apartar a aquellos que gestionan lo público de manera táctica contando votos y olvidándose de lo colectivo.