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La paradoja de Polanyi

Imaginemos que salimos a la calle y encontramos a un amigo a quien no hemos visto en 20 años. Está mucho más delgado, calvo y lleva barba. Ha cambiado. Pero cruzamos la mirada y ¡lo reconocemos! No sabemos por qué. Su aspecto es muy diferente, pero sorprendentemente sabemos que es nuestro amigo. No podríamos escribir un conjunto de instrucciones para que alguien más, o una máquina, lo reconozcan por nosotros. Se equivocarían. Sólo nosotros podemos reconocerlo. Es la paradoja de Polanyi (propuesta por el filósofo húngaro Michael Polanyi): los humanos somos capaces de hacer cosas que no sabemos explicar. Disponemos de conocimiento más allá de nuestra comprensión explícita. De hecho, reconocemos patrones porque, de un modo u otro se han grabado en nuestro cerebro. Miramos al cielo y lo vemos azul, pero ¿podríamos explicar a una persona ciega qué es el color azul?

La inteligencia artificial (IA) es una nueva generación de sistemas de información que operan bajo la paradoja de Polanyi. Hacen cosas que no saben explicar. Reconocen patrones y realizan predicciones en base a su experiencia. En un sistema informático clásico, un programador humano, en un lenguaje comprensible por una máquina, “programa” un conjunto de instrucciones. La máquina ejecuta exactamente aquello que el humano le ha ordenado que haga. Pero en la IA, esto no es así. La IA aprende de su experiencia interpretando datos. Acumula conocimiento más allá de lo codificable, y más allá de las instrucciones humanas. El resultado es la capacidad de reconocer patrones: reconocer objetos captados por una cámara, reconocer caras (el sistema “sabe” que eres tú), reconocer textos, reconocer y sintetizar voz (Alexa es eso), reconocer y predecir resultados económicos, reconocer y aprender pautas de conducción, o interpretar imágenes médicas. La IA actúa como “caja negra”: no hace falta que comprenda los fenómenos internos. Induce resultados a partir de la experiencia. Por ejemplo, antes de que la comunidad científica comprendiera el desarrollo de la Covid, una IA podía predecir la evolución de un paciente habiendo analizado series de datos de pacientes previos.

¿Dónde está el límite de la IA? En 2016, el algoritmo AlphaGo (desarrollado por una startup propiedad de Google) batió al 18 veces campeón del mundo de go, el coreano Lee Sedol. El go es un juego oriental de estrategia mucho más complejo que el ajedrez. El tablero tiene 19×19 cuadrículas (el ajedrez tiene 8×8). Los matemáticos han calculado que existen más variantes de la partida que átomos en el universo. Ninguna máquina es capaz de analizar, por fuerza bruta computacional, todas las posiciones de un juego de go y escoger la mejor. En Asia, los grandes maestros de go son considerados artistas, personas virtuosas al nivel de poetas, músicos o pintores. Tienen un don natural: una poderosa intuición estratégica. Y no saben por qué. Operan bajo la paradoja de Polanyi: su experiencia y procesos mentales les confieren un instinto superior.

Lee Sedol fue batido por un algoritmo que le venció con un movimiento sorprendente. Tan anómalo que fue considerado inicialmente un error, pero que se reveló a posteriori como una jugada virtuosa, elegante y bella. Hay belleza en una buena estrategia. La intuición estratégica artificial de AlphaGo aplastó el instinto anticipativo del campeón humano. Un año más tarde, una versión mejorada del programa (AlphaGo Zero), que aprendió de forma autónoma a jugar a go, sin ninguna intervención humana (no había conocimiento humano en el algoritmo), venció a AlphaGo por 100 a 0. Hoy, campeones de juegos de estrategia se entrenan contra algoritmos para aprender a enfrentarse a movimientos no humanos.

La creatividad y la estrategia surgen de la experiencia acumulada y de las asociaciones mentales. En las máquinas, de datos y conexiones. De hecho, la IA se soporta en circuitos electrónicos inspirados en el cerebro, llamados “redes neuronales”. Steve Jobs aludía al famoso “connecting the dots” (conectar los puntos) como base de su inspiración creativa. Se refería a datos e información conectada como motores de creatividad. Sin “puntos” previos no hay asociaciones creativas posibles. La creatividad emerge de información conectada. El cerebro funciona como una memoria electrónica: mientras vivimos, grabamos físicamente nuestros recuerdos (información) en clústeres neuronales. Cuando buscamos soluciones, accedemos conscientemente a esos clústeres. Si ahí no está la solución, nuestra mente racional insiste en rastrear zonas de memoria donde se almacena información relacionada con el problema. Pero, a menudo, el flash creativo se produce en momentos de desconexión (paseando, conduciendo). Son instantes de relax, cuando nuestro cerebro se libera y permite que se conecten zonas de memoria previamente no relacionadas. Los momentos creativos son momentos de conexión neuronal no convencional. Los sueños, pensamientos aberrantes, son conexiones aleatorias e inconscientes de pedazos de información dispersa en el cerebro. Al despertarnos, nuestras neuronas se reconectan y generan chispas creativas. El eureka de la ducha matinal tiene base científica.

La creatividad y la intuición estratégica son resultado del producto “datos x conexiones”. Las máquinas ya muestran signos de generación de creatividad y estrategia. ¿Qué ocurriría si incrementamos la cantidad de datos y la densidad de conexiones? Sabemos que, en el cerebro, emerge la consciencia. Y de la consciencia, el pensamiento abstracto ¿Es la consciencia la máxima expresión de la creatividad, que aparece cuando aumentamos los datos y las conexiones en una máquina bioquímica o de silicio? ¿Qué pasará cuando desarrollemos un ordenador con mayor densidad de conexiones que un cerebro humano? Nuestro cerebro, un supercomputador biológico resultado de millones de años de evolución, dispone de unos 100 mil millones de neuronas. Hacia 2040 tendremos computadores con densidades de conexión superiores a un cerebro humano. ¿Generarán dichos sistemas consciencia? ¿Se darán cuenta de que existen? Y si es así, ¿deberán ser considerados seres vivos? Nos esperan tiempos apasionantes en la frontera entre la tecnología y la filosofía.

Imagen: Manuel (Unsplash)

 

One response to “La paradoja de Polanyi

  1. Como de costumbre muy interesante. Quiza lo interpreto mal, pero suena al planteamiento de la singularidad de Ray Kurzweill y compañia. Kai Fu Lee, Dario Gil ( seguro q le conoce VP IBM mundial de ordenadores cuánticos ) y otros son escépticos sobre este asuntos. En particular sobre la idea de alcanzar sistemas de IA de lo que se conoce como inteligencia general. Es de destacar instituciones como Singularity University creada por , entre otros Google y la NASA que parece q si creen en su viabilidad. En cualquier caso, parece un debate algo especulativo.

    Usted esta mucho más informado que yo. Veremos que pasa. Yo ni afirmo ni niego, principalmente por que me reconozco sin criterio para pronunciarme sobre un asunto tan complejo. Desde luego es muy interesante y veremos hasta donde llega esto. Si se encontrarán cuellos de botella, etc. O no. Quien sabe.

    El problema de caja negra q tienen estos sistemas parece que pueden aclarse , al menos, en cierta medida, eso señala Kai Fu Lee, q como usted sabe es reconocido en esta materia de la IA, pero no quiero caer en argumentos de autoridad. Como siempre echo de menos en este bombo de los fondos europeos, que planes concretos hay para Europa para crear las estructuras para competir y liderar con los megamonstruos chinos y de EEUU, claramente la situacion es muy desventajosa a dia de hoy para la UE, percibo que hay mucho por hacer en materia de construir un destino común para nosotros. Sobra nacionalismo provinciano, y me refiero a los intereses nacionales que tanto lastran la contruccion de una estructura juridico- economica que sea capaz de luchar por esta conquista política, económica y tecnologica. China y EEUU, ya lo son y aqui, paso 2008 pasa el Covid, y las elites europeas siguen con visiones muy estrechas de las cosas, con consecuencias de extrema gravedad para seguir siendo prósperos y mantener el nivel de vida q henos venido disfrutando. Parecen empeñados en ser finisterre.

    Siento ser habitualmente poco optimista pero no me gustan las falsas esperanzas. Tengo familia alemana y no veo que alli alla mucho interés en crear las estructuras necesarias de las q hablaba antes para competir a lo grande. Ni si quiera lo veo en la parte de raíz germanica de la parte nórdica europea. Enel sentido de crear ellos esa estructura política para quiza luego extenderla al resto de europa. Ni si quiera estan en el euro actores del nivel sueco o danes. Lo cual es tremendamente limitante para luchar por la hegemonia mundial en tantos ambitos que requieren de una masa critica que en la UE , no tenemos. Buen ejemplo es el que usted menciona de la autoridad científica europea, la dimisión del mandatario por causas como la fragmentacion del sistema europeo de investigación. Que queremos ser de mayores en la UE? sinceramente si no se hace algo serio y ambicioso, el descredito y desprestigio va a seguir aumentando, debido un sistema de creencias de las elites profundamente primitivo para el mundo que vivimos y el futuro que afrontamos. Y la derivada final puede una involucion. Quede claro que creo q solo veo futuro desde la unidad europea y profundizar en la integracion.

    No pierdo la esperanza. A usted le escuchan y puede influir. Siga luchando. Estamos jugando con las cosas de comer. Ánimo profesor. Usted y la gente que conoce y que tienen las ideas adecuadas para mejorar la situación hacen y pueden hacer mucho bien en este sentido para influir en la mejora de lo presente. Los demas a nuestro mucho más humilde nivel haremos lo que podamos dentro las limitaciones impirrantes q tenemos.

    Nos merecemos lo mejor.

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