Estoy fascinado con la capacidad de las máquinas de crear arte. Nos parece imposible, y parece que el arte sea una dimensión reservada a los humanos. Pero quizá no sea así. Hace tiempo que intento entender los orígenes cognitivos y físicos del arte, y he llegado a la siguiente fórmula:
CREATIVIDAD = DATOS X CONEXIONES
Steve Jobs nos dio la pista con su famoso «connecting the dots». Para crear, necesitamos «puntos» (pedazos de información), y conectarlos. Los sueños, pensamientos aberrantes, son el máximo exponente de creatividad. Y parece que se generan a través de conexiones aleatorias, libres, de retales de información (recuerdos) que almacenamos en nuestro cerebro. De un modo u otro, cuando soñamos, el computador biológico que es nuestro cerebro selecciona aleatoriamente fragmentos de información retenida en diferentes clústeres neuronales, y las conecta, generando un flujo de pensamiento singular y creativo,
Si la creatividad es datos x conexiones, entonces una máquina que almacene datos y los conecte, puede crear arte como un humano. Y eso es lo que hacen programas como www.wombo.art, que ofrece realizar pinturas digitales en cuestión de segundos. La postal que encabeza este artículo la ha realizado ese algoritmo, a partir de dos palabras: «christmas» y «sunset». Pruébenla. El mecanismo es el que hemos comentado: el programa accede a miles de retazos de información y los interconecta en una creación única.
Diremos que, entonces, ese arte será aberrante. No será emotivo. Las máquinas no podrían tener emociones. Pero, ¿qué son las emociones sino conocimiento encapsulado -quizá, en este caso, en nuestros genes, no en nuestra mente-? Sentimos ternura por un bebé porque la selección natural hizo grabar ese conocimiento en nuestro código genético: aquéllas especies que sentían mayor ternura (sentimiento de protección) por sus bebés, eran más eficientes en su supervivencia evolutiva. Las emociones son datos escritos en software genético. Por eso esas máquinas pueden aprender también qué nos emociona, y realizar creaciones evocadoras como la de esta puesta de sol de invierno.
Las máquinas pueden hacer arte. Un tema apasionante que dará mucho que hablar en los próximos años.
De momento, descansen estas fiestas. Muy feliz Navidad. Que 2022 nos traiga luz, serenidad, prosperidad, y nuevos e ilusionantes proyectos.
Xavier
Muy curioso. Feliz año